20.7.20

7. Planes Secretos (Parte III)

En la partida anterior, los aventureros, que ya empezaron a cuestionarse sobre el nombre que deberían darle a su grupo, detuvieron un extraño ritual en el cual tomaron como prisionera a la supuesta víctima del mismo, quien resultó ser voluntaria al sacrificio. Lamentablemente, una flecha de origen desconocido destrozó, junto con el cráneo de la joven, los planes de los aventureros de interrogarla para obtener información. Continuando su camino hacia Neithras la presencia de un ominoso arbol muerto los atrae hacia un punto en el paisaje, donde descubren un bosque oculto a la vista y protegido, no solo por magia arcana, sino tambien por una pequeña familia de Firbolgs que les ofrecen alojamiento seguro, y una tarea para el dia siguiente.

Luego de la conversación acerca de cómo nombrar al grupo, la noche invita a los aventureros a descansar. Pero en cuanto Edryl se dispone a hacerlo, Leo la interrumpe con una inquietud inesperada viniendo de él: quiere saber sobre la magia. Edryl, quizás cansada y con ganas de dormir de una vez, da algunas vueltas sobre el asunto, y Leo no encuentra satisfactoria su respuesta, por lo que se retira, dejándola dormir.
Así todos descansan, o casi todos, ya que Filaurel vuelve a tener uno de sus característicos sueños misteriosos. Esta vez, sin embargo, oye, dentro del sueño, unas voces que le dan mensajes crípticos, y le muestran imágenes de su padre, cuyo recuerdo empieza a desvanecerse. Las voces, entonces, le dicen: "un recuerdo por mas recuerdos". Con esto, los recuerdos de su padre vuelven a la mente de Filaurel, y su espada, Immeral, aparece en su mano, con una explosión de humo entre azul y verde que la devuelven a la carpa donde el grupo pasó la noche. Sus compañeros, que la vieron moverse mientras dormia, le preguntan que sucedió, y ella, iniciando el relato de su sueño, se da cuenta que Immeral no está. Pero recuerda el sueño, y recuerda a su padre, y al recordar todas esas imágenes su espada aparece en su mano, con la misma explosión que en su sueño. Con cuidado, Filaurel envaina la espada, y sale de la carpa para iniciar el día.
Fuera de la carpa les espera Prunus, el amable firbolg que conocieran el día anterior, y habitante del bosque. Mientras les ofrece un frugal desayuno, comenta que algunos animales no regresaron desde la noche anterior. Los aventureros, tras comer algunos frutos y semillas, emprenden el viaje hacia el Borde del Bosque.
Una vez en el Borde, pueden observar en el suelo el límite del bosque: la frondosa vegetación forma una línea más allá de la cual el suelo se vuelve árido y rocoso. Los aventureros cruzan esa linea y al mirar hacia atrás, ya no pueden ver el bosque: está oculto por el encantamiento que lo protege. Al caminar algunos metros descubren a la distancia la figura de un venado, un ciervo, o un animal similar, cuya pata esta atrapada en una trampa, y más lejos aún dos figuras humanoides se acercan hacia el animal. Los aventureros, que estaban acercándose al animal, son vistos por estas dos figuras, y una grita "¡Corré a buscar a los otros! Estos son los giles que interrumpieron el sacrificio ayer", a medida que se acerca hacia ellos. Inmediatamente Skorgar y Hondu empiezan a correr, el clérigo hacia la figura que fue por ayuda, el monje hacia la otra, que viene hacia él.
Leo reacciona, veloz, disparando con su arco una flecha que atraviesa la pierna del fugitivo, haciendo que solo pueda arrastrarse y ganando tiempo hasta que Skorgar logre darle alcance.
Mientras tanto, Edryl intenta calmar al ciervo atrapado para tratar de sacarlo de la trampa, pero el animal está asustado, y no hay manera de tranquilizarlo. Filaurel se dirige a ayudar a Hondu, pero cuando el monje ataja, en el aire, la flecha que el bandido le dispara a la cara, la medioelfa se da cuenta que Hondu tiene todo bajo control.
Skorgar Azotaplagas, que ha alcanzado a la figura que estaba yendo por ayuda, lo toma del cuello y lo trae hasta donde están sus compañeros, al tiempo que el oponente de Hondu cae inconsciente. Edryl y Leo siguen intentando liberar al venado de la trampa, de maneras poco convencionales: Leo, con su espada corta, intenta cercenar la pata del animal, sin éxito, por lo que Edryl tiene que recurrir a la magia para sanar la herida que el tiefling provocó. El enano, entonces propone a Edryl, la druida, que intente, por medio de su magia, hablar con el venado, para hacerle entender que sólo estan tratando de ayudarle. Mientras Leo intenta contener al animal, Edryl se toma unos minutos para entrar en sintonia con la mente del ciervo, y asi logra explicarle, y que el animal entienda, que quieren liberarlo. Una vez calmado el venado, Leo logra desarmar la trampa que lo aprisionaba, y el animal se levanta y se dirige hacia el bosque, desapareciendo al ingresar al aura protectora que lo rodea.
El bandido que fue detenido antes de volver con ayuda resulta ser uno de los Caldarrobles, pero prefiere la muerte antes que responder al interrogatorio al que es sometido. Sólo obtienen de él el dato de que Neithras esta infestado de Caldarrobles, y que allí sólo encontrarían la muerte, igual que él, quien sería eliminado por su propia tribu -tal y como sucedió con la joven que iba a ser sacrificada-. Los aventureros deciden, entonces, llevarlo con ellos hacia Neithras, donde quizás les sea útil, asegurandose esta vez de que no lo mate una flecha perdida.