En nuestro encuentro anterior, los cinco viajeros regresaron vencedores a Vloria tras haber eliminado a la legendaria Atlach, cuya pata cercenada Skorgar le presenta a un sorprendido y agradecido enano que les espera en la taberna, ganándose así el nombre Azotaplagas.
Atendiendo asuntos pendientes del día anterior, Filaurel y Hondu van en busca de la generala Forclod, quien les propone una nueva tarea: internarse en las Tierras Salvajes, siguiendo el camino de las Vagfjall, para descubrir qué traman los caldarrobles en el sur.. Emprendiendo el camino hacia Neithras, el viejo hogar de Atlach que, los aventureros se toparon con lo que parece ser un sacrificio humano, y Skorgar, en actitud “matar ahora, preguntar después” desenfunda su hacha de mano, listo para atacar...
El hacha de mano de Skorgar vuela, certera, hasta impactar con la mano del cultista que sostiene la daga sobre el cuerpo de la joven, y Leo dispara una flecha intentando inmovilizar a otro de los extraños personajes que se encontraban realizando un ritual en el camino hacia Neithras. Los ataques recibidos logran su cometido, desviar la atención del ritual y enfocarla en otra cosa, pero ahora su completa atención se vuelve hacia los aventureros que intentaron detenerlos.
La joven a punto de ser sacrificada toma una daga de entre las ropas del cultista que aparenta ser el "líder", y se pone a cubierto detrás de unas rocas. El destinatario de la flecha de Leo hace lo mismo, y el líder del culto, aún herido por Skorgar les sigue, no sin antes develar su habilidad mágica para conjurar un hechizo de protección sobre sí mismo, que hará que atacarlo sea más difícil.
El grupo de aventureros, entonces, ejecuta una ofensa perfecta y casi coreografiada, donde cada atacante es una pieza en un delicado juego de estrategia, siendo Edryl pieza fundamental al hacer que decenas de raíces emerjan del suelo, justo debajo de los cultistas, atrapándolos en una enredadera y limitando su accionar.
En un confuso episodio, la joven que estaba a punto de ser sacrificada grita "¡Arruinaron mi conversión!", mientras intenta, sin éxito, liberarse de las raíces que la apresan. Pero el líder del culto, en un último intento por eliminar a la amenaza, paraliza a Skorgar con un hechizo, quien queda a merced de otro cultista que lo ataca. Afortunadamente Leo estaba cerca para defender a Skorgar, y elimina con velocidad y elegancia al atacante. Filaurel, que observaba el combate y atacaba desde la retaguardia, decide que ya es suficiente: haciendo gala de sus habilidades, hace estallar la cabeza del cultista líder, poniendo fin a la batalla. La joven mujer intenta, en vano, huir, justo antes de caer inconsciente tras un golpe de Hondu, quien, cuidadosamente, la deja fuera de combate sin causarle mayores daños, a fin de poder interrogarla cuando vuelva en sí.
Los aventureros sujetan a la joven con una soga, mientras revisan los cuerpos de los caídos. Filaurel, investigando el decapitado cuerpo del líder cultista, consigue hacerse de la daga ceremonial, fabricada en hueso que lleva una inscripción que Leo reconoce como escritura infernal, pero no puede leerlo, porque el idioma en que está escrito es abismal. Continuando con la revisión del cuerpo, Filaurel se topa con un anillo con la forma de una calavera, pero al intentar tomarlo, una visión -plumas negras flotando, cayendo- la obliga a soltarlo. Al intentarlo de nuevo, la visión no retorna, y lo toma sin problemas. Pero mientras esto sucede, Skorgar oye el silbido de una flecha, y lo siguiente que escucha es el cráneo de la joven desmayada siendo perforado. A lo lejos, una figura difusa se aleja, y los aventureros intentan alcanzarla, pero sin éxito. Junto con la figura se escapa su oportunidad de aprender algo sobre el sacrificio que casi se lleva a cabo delante de sus ojos.
Continuando su camino, el aire se inunda de olor a tormenta, y el cielo comienza a cubrirse de unas oscuras nubes; todo excepto un claro, justo por encima de un enorme tronco seco, en medio del páramo. Los aventureros deciden marchar hacia allí, buscando refugio de la tormenta que se aproxima, y el por qué del particular fenómeno climático.
A unos 30 metros del tronco, sienten, por un instante, como si el aire cambiara ligeramente su densidad, sensación que desaparece inmediatamente. Edryl, por su parte, siente el inconfundible aroma de un bosque frondoso, a pesar de la aridez del terreno. Una vez cerca de tronco, ven que éste esta tallado con una serie de runas que Skorgar reconoce como una variante de runas enanas, pero no puede leerlas: una cuidadosa observación devela que posiblemente se trate de alguna suerte de encantamiento.
Mientras esto sucede, una repentina niebla comienza a crecer desde entre sus tobillos hasta cubrir por completo sus cabezas y sus vistas. Nada puede verse alrededor, pero esto no dura más que unos segundos. Al disiparse la niebla, los aventureros descubren que están en medio de un denso bosque que apareció de la nada, y ante la presencia de una criatura que les da la bienvenida. Se trata de Prunus, un enorme firbolg que los recibe amablemente en su morada, dado que "el Árbol no los consideró una amenaza". Junto a él están Tsuga y Pinus, su esposa e hijo, respectivamente.
Prunus les invita a quedarse todo el tiempo que quieran, explicándoles que en este, su bosque, estarán seguros de los peligros de afuera, pero pide un pequeño favor a cambio: los animales salen del bosque como de costumbre, pero desde hace algunas lunas, muchos no regresan. Prunus explica que esto sucede desde que Atlach abandonó Neithras, a lo que Skorgar, con su característico tacto de enano, agrega que ellos fueron quienes eliminaron a Atlach, ante la atónita mirada de Hondu, quien intenta callarlo de un sopapo en la nuca. Prunus, amante de la naturaleza y todas sus criaturas, se disgusta un poco, pero entiende que se trató de un acto cometido en defensa propia, y perdona al enano.
Aceptando la tarea que Prunus les ofrece a cambio de hospedarse bajo las copas de los árboles, protegidos de los caldarrobles, los aventureros deciden, en principio, descansar y recuperar fuerzas, para ponerse en marcha al dia siguiente.
La caída de la noche los encuentra armando la carpa prestada de la grala Forclod -excepto Edryl, que prefiere dormir sobre el pasto, a la intemperie- y con un interrogante que Leo dispara entre sus cófrades... ¿Deberían tener un nombre que identifique al grupo?